Los artículos que publico en delcastellano.com tienen siempre una imagen destacada, una especie de portada, lo que se ve cuando se comparten en redes sociales.
Si hablara de historia, literatura o arte, sería facilísimo ilustrar cada uno de los contenidos. Sin embargo, hablar de gramática histórica suele suponer un reto bastante importante a este respecto.
En inglés, los gallos no se tienen que preocupar por las palatalizaciones de oclusiva velar ante vocal palatal, porque ellos hacen cock-a-doodle-doo.
En español, como sabemos, hacen quiquiriquí. Estos gallos sí podrían preocuparse por el susodicho fenómeno; sin embargo, no son palatalizadores (de lo contrario, harían ciciricí).
Con esta santa estupidez justifico la imagen destacada de mi artículo donde respondo esta pregunta: ¿por qué ‹ce, ci, ge, gi› se pronuncian como ‹ze, zi, je, ji›?
Esto también responde a por qué ca, que, qui, co, cu o za, ce, ci, zo, zu o ga, gue, gui, go, gu, etc.
Y también responde a por qué siguen existiendo /ke/, /ki/ y /ge/, /gi/ en español, si lo primero que hago en el artículo es decir que estas secuencias latinas evolucionaron a otras.
Toda la explicación, como siempre, apoyada con vídeos para entenderlo todo más clara y audiovisualmente.
Así pues, ¿por qué ‹ce, ci, ge, gi› se pronuncian como ‹ze, zi, je, ji›?
¡Un saludo!
Paco
P. S. La mayoría de los gallos hacen —o eso decimos los humanos— sonidos parecidos, y siempre con consonante oclusiva velar sorda.