Es una lástima que en los últimos años se haya pervertido tanto, y especialmente por los mundos de internet, la palabra «mentor».
Su etimología se encuentra en Méntor, personaje de máxima confianza de Odiseo, por lo que, cuando este se tiene que marchar a la guerra de Troya, le deja al cargo de una de las cosas que más quiere en el mundo: su pequeño hijo Telémaco.
Entonces, mientras Odiseo lucha en Troya, Méntor hace de mentor de Telémaco:
- consejero o guía
- maestro, padrino
- ayo
- persona encargada en las casas principales de custodiar niños o jóvenes y de cuidar de su crianza y educación
(DLE).
En la Odisea, el propio Méntor aparece brevemente, pero sobre todo aparece la diosa Atenea haciéndose pasar por él para infundirle valor en el corazón al indeciso Telémaco.
Y entonces Telémaco emprende la Telemaquia, su propia aventura para encontrar a su padre Odiseo, que supone los cuatro primeros cantos de la Odisea de Homero, que empieza in medias res.
A menudo la Telemaquia se considera un rito de paso de Telémaco: desde un niñato mindundi acomodado en las faldas de su madre hasta un hombre digno heredero de su padre.
Ya se lo pregunta Odiseo a Atenea: ¿Y por qué no le has dicho al niño que estoy aquí, en vez de enviarlo por esos mares arriesgando su vida?
Y le contesta la diosa: Telémaco será un hombre más valeroso gracias a todo por lo que ha pasado. No le ocurrirá nada malo, ¡aunque los pretendientes lo esperan para matarlo en su negra nave!
El relato de la Odisea, como ya me habrás leído muchas veces, es fantástico por muchas razones, pero tal y como lo cuenta Homero puede hacerse algo pesado e incluso desconcertante, y más si uno no tiene mucha pericia lectora.
Por eso ahora, especialmente para jóvenes, tienes la novela narrada cronológicamente y en unas 20 000 palabras:
¡Un saludo!
Paco
P. S. En formato electrónico (potencialmente gratis) y en papel.