Desde luego todos habremos leído las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique:
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando…
Cuando te podías morir por cualquier nimiedad, era normal que la muerte fuera casi una más de la familia. Todas las artes tenían la muerte como un motivo recurrente: misas de réquiem, pinturas de calaveras y parcas, poemas y elegías…
Se dice que cuando los imperatores romanos celebraban su triunfo por alguna gran victoria militar, un esclavo iba detrás de él repitiéndole al oído esa frase que todos hemos oído:
Memento mori!
O sea: recuerda que has de morir.
Es decir: que aunque ahora estés, literalmente, triunfando, todo eso, a su debido tiempo, se va a quedar en nada.
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.
Lo de memento mori está muy bien. Curiosamente, como tantas otras veces, si uno busca la frase en las fuentes clásicas
trtrtrtrtrtrtrrrr 🥁
no la encuentra.
O sea, que la frase es un invent más. (Ahora se usa ese anglicismo para estas cosas).
Por lo visto, el único que testimonia algo similar es Tertuliano, en el siglo II-III d. C.:
Respice post te! Hominem te esse memento!
Es decir: ¡Mira detrás de ti! ¡Recuerda que eres un hombre!
Todo esto me viene muy bien para trabajar los imperativos en latín; concretamente, en el módulo 22, el último módulo de la parte fundamental del curso de latín desde cero.
En latín había cuatro imperativos. Los explico en la teoría. Luego, hacemos prácticas analizando y traduciendo varias frases.
Es en el vigesimosegundo módulo del curso de latín desde cero.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Además del imperativo propiamente dicho, también vemos otras formas afines, como el subjuntivo exhortativo o el futuro de mandato tipo «no matarás».