La sabia sentencia española «se coge antes a un mentiroso que a un cojo» tiene el más antiguo precedente que se despacha: Homero.
En la Odisea, cuenta el poeta el momento en que Afrodita le ponía los cuernos a su legítimo esposo Hefesto con el macho alfa del Olimpo, el dios de la guerra, Ares.
El dios herrero, con la mosca detrás de la oreja ya de un tiempo, les tendió una astuta trampa, y los cazó (literalmente) con las manos en la masa.
Entonces llamó a todos los demás dioses para que fueran testigos del acto.
Uno de ellos aprovechó para soltar su frase:
No prosperan las malas acciones, y el más lento alcanza al más ágil, como ahora Hefesto, que es cojo y lento, aprisionó con su artificio a Ares, el más veloz de los dioses que poseen el Olimpo, quien tendrá que pagarle la multa del adulterio.
Por cierto, que entonces Apolo estaba comentando la jugada con Hermes, y le preguntó si él estaría dispuesto al escarnio con tal de pasar un buen rato con Afrodita.
¡Ojalá sucediera lo que has dicho, oh, soberano flechador Apolo! ¡Ojalá me envolviera triple número de inextricables lazos y vosotros los dioses y aun las diosas todas me estuvierais mirando, con tal que yo durmiese con la dorada Afrodita!
Como vimos el otro día, Hermes acabó cumpliendo su fantasía.
La historia de Ares, Afrodita y Hefesto ocurre en el canto octavo de la Odisea, puesta en boca del citaredo Demódoco.
¡Un saludo!
Paco
P. S. No soy locutor-actor profesional, pero ahí voy haciendo mis pinitos con la narración de la Odisea…