Hablando de sistemas pentavocálicos, el otro día me medio acusaron de una conspiración lingüística, por lo que entiendo de este comentario:
Es curioso que no hayas mencionado al vascuence, (¿algun prejuicio?), porque la explicación a lo que planteas es imposible sin tenerlo en cuenta, raro me parece que lo hagas así y no me crea buena sensación hacia tu persona. Por cierto, hay otra lengua latina que solo tiene cinco vocales, también me parece raro, muy raro, que no lo menciones, un supuesto entendido como tu, la lengua a la que me refiero es el gascón, casualmente, o no, en el mismo territorio que el vascuence, similar al caso del castellano, vascones intentando hablar el latín vulgar. Ahora me acuerdo del navarroaragonés que también tiene cinco vocales y nació con hablantes de vascuence. Esto es todo raro, muy raro, como hecho a propósito para confundir. Tu sabrás.
Yo sabré.
Lo habré hecho a propósito para confundir.
Soy un impostor.
Soy mala persona y antivasco.
…
Bueno, ahora en serio…
Muchas cosas se han dicho y se dicen y se dirán sobre la influencia del vasco en la formación del castellano.
Que si el sistema de cinco vocales.
Que si la erre fuerte.
Que si la confusión de B y V.
Que si la aspiración de F- latina.
Que si el reajuste de las sibilantes.
Y alguna más.
¿Soy antivasco? ¿Soy negacionista de la influencia vasca? ¿Odio los pintxos?
Lo cierto es que todas las hipótesis que relacionan el vasco con características más o menos específicas del castellano son debiluchas en mayor o menor medida.
Ojo, no digo descartadas ni descartables, pero sí que tienen sus más y sus menos.
De argumentos y contraargumentos de todo eso hablo en este artículo.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Sí, sí… la gente está muy amargada para dejar ese tipo de comentarios tan pasivoagresivos.