Estoy comprobando que mi concepto de «ramplón» es algo diferente al del DLE. Para mí, más que vulgar, chabacano, es algo así como simplón con una connotación más negativa pero sin llegar a vulgar o chabacano.
Bueno.
La cosa es que publiqué un minivídeo hablando sobre la diferencia etimológica entre «estudiante» y «alumno». (Hago hincapié en lo de etimológica).
Lo típico que quizá ya me hayas leído en algún lado: que etimológicamente el alumno es más pasivo (sería algo así como ‘el alimentado’), mientras que el estudiante es más activo (porque es un participio activo y el verbo studere implica afán e interés).
Ojo ahora.
Para sorpresa de todos y también mía, ha habido algún comentario más interesante (al menos para mí) que el propio vídeo.
Pego el que más me ha gustado:
En las artes marciales chinas el maestro es llamado SIFU o SHIFU, pero no cualquiera puede llamar sifu a su maestro, sólo lo hará cuando sea merecedor de ello. De la misma manera estudiante puede serlo cualquiera pero no así alumno. Estudio las obras de Platón, por lo que soy estudiante, pero no puedo decir que sea alumno de Platón. ¿Qué es mejor o tiene más prestigio? Yo lo tengo claro.
No voy a poner enlace al vídeo en cuestión porque lo más interesante ya lo has leído en este mismo correo.
A lo que voy: la moraleja que veo yo aquí es que una misma cuestión («alumno» vs. «estudiante») puede tener más de un ángulo.
Por desgracia, las personas no solemos pararnos a reflexionar en las posibilidades: una vez que aceptamos uno, nos quedamos con él y nos perdemos todo lo demás.
Pero ya ves que cuatro ojos ven más que dos y que dos cabezas piensan más que una.
Incluso en este boletín… yo digo una cosa y ya: yo envío un mensaje y tú lo recibes. Fin.
Lo mismo suele pasar en la enseñanza: el profesor habla, el alumno (y/o estudiante) escucha, y ya.
Cada vez me parece más importante e interesante la comunicación horizontal, el debate.
Si no tienes ni idea de latín y quieres tenerla, lógicamente tendrás que ir a un profesor y mantener una relación vertical.
Pero para muchísimos temas lingüísticos es mucho más provechoso debatir y compartir diferentes puntos de vista.
Ese es el atractivo de una comunidad de linguófilos.
¡Un saludo!
Paco
P. S. El hincapié lo hago para que no se me acuse de falacia etimológica o, peor aún, que la gente caiga en ella por mi culpa: el significado originario de las palabras, con sus determinados matices concretos y específicos, no necesariamente tiene que conservarse en la actualidad.