Hablando de (no) ligar y previendo recibir más de esos correos donde la gente se me queja airadamente de que cuento mi vida (pero sigue sin desuscribirse), Catulo lo dijo muy claro:
Pedicabo ego vos et irrumabo.
Es el primer (y último) verso de su famoso poema 16.
Que el poeta en sí mismo tiene que ser casto, pero no así sus versos, que entonces aburren a las piedras.
Es un poema tan escandaloso que durante ciertos siglos de excesivo refinamiento se eliminaba de las ediciones de Catulo o se dejaba sin traducir.
Tengo publicado y público el vídeo donde lo trabajamos: su introducción, su análisis-traducción y su comentario histórico-cultural-social.
Especialmente interesante me parece, por diferente a la actualidad, la consideración de la actividad y pasividad de los hombres en relaciones como las de Catulo y Aureli pathice et cinaede Furi.
No me alargo: aquí lo tienes.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Voy trabajando en más Catulo.