Durante mi adolescencia y posadolescencia yo no me comía una rosca.
Esto es especialmente grave en una época de la vida de las personas en que las hormonas están más revolucionadas que Pancho Villa.
Lógicamente este no es el lugar para entrar en detalles, pero era como tener hambre y no comida, como tener sed y no agua.
Hoy en día hay quien se burla de que haya gente que caiga en los dudosos chollos de invertir 250 euros en AMZN y todas esas mandangas que aparecen constantemente por internet.
Incluso yo, cuando me olvido de mi pasado, pienso: ¿en serio alguien puede creerse esto?
Pero es que vivir sin tener dinero es como tener hambre y no comida, etc.
Entonces es muy fácil caer en la desesperación y agarrarse a cualquier clavo ardiendo, por muy objetivamente inverosímil que sea.
En esa época olvidanda de mi vida incluso me compré varios libros para ligar.
Sinceramente, no voy a decir que no ayudaran, pero creo que fue como la pócima de la película de Space Jam: placebo.
No es que me convirtiera en James Bond (con Daniel Craig), pero pasar de 0 a 1 o 2 ya es algo.
Luego…
Dar el primer paso y tener alguna cita de vez en cuando está muy bien, pero es que cada cita era un auténtico trabajo de Heracles. (Con la diferencia de que yo, al contrario que él, fallaba estrepitosamente).
Mi vida de soltero fue muy larga y en ella pasaron muchas cosas. Fue un largo camino desde no comerme una rosca hasta encontrar a mi esposa.
Mucho tiempo implica mucha experiencia, mucha prueba y error. Eso sí: cita tras cita, uno va mejorando. De no comerse una rosca a encontrar el amor (¡e incluso el amor correspondido!).
Bueno.
El aprendizaje de cualquier cosa que merezca la pena es, por lo general, largo.
Requiere de mucho esfuerzo y darse palos. (Ahora se me viene a la mente una vez en que una chica básicamente huyó a poco de empezar la cita).
No sabría decirte cuántos palos de más me habría tenido que dar si no me hubiera comprado los libros de ligoteo. Pero es que, aunque sea de forma un poco fullera, es importante al menos romper el círculo vicioso de fracaso.
Ya, a partir de ahí, uno puede empezar a volar cada vez más libremente.
Tengo un curso de latín y otro de griego antiguo. Se tarda bastante en llegar a leer con decente soltura algún texto fácil.
La diferencia fundamental es que no tienes por qué andar dándote palos.
Incluso puedes probar con libros de ligoteo para salir del círculo inicial de no saber ni méntula, porque tengo clases de inicio rápido: toda la teoría necesaria para empezar en menos de media hora.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Yo me gasté unos dineros en comprarme los libros para ligar, pero tú lo tienes gratis.