Aún tengo en mis redes sociales a una de las chicas que —en una clara y sesgada idealización del pasado— más fascinación me han causado.
Que un filólogo hable de filolocosas no debería sorprender a nadie.
Ella, por su parte, es médica —con énfasis en la a— y, sin embargo, tiene inquietudes lingüísticas.
En una de nuestras idílicas conversaciones, me preguntó:
¿Cómo podemos saber cómo sonaba el latín? Está claro que no hay grabaciones de aquella época.
(Ya sé que la pregunta no es excesivamente ocurrente ni profunda, pero está bien planteada).
Aunque la gente no se lo suela creer, la filología-lingüística tiene mucho de científico.
Todos los días recibo comentarios en alguno de los cientos de vídeos que tengo gratis en mi canal de YouTube.
Ocasionalmente, el comentario es para insultarme porque no sé leer latín: porque digo rósae en lugar de róse o porque digo kíkero en lugar de chíchero.
El 99 % de las ocasiones se trata de gente con el síndrome de Antonio Alcántara: gente que sabe poco o nada y cree saber más que uno que se dedica al tema.
Hay otro 1 %.
Lo ocupa una chica italiana que dice enseñar Lingüística Románica. O sea, que sabe del tema; o se supone que debería saber del tema.
En un primer comentario, me dijo categóricamente que mis pronunciaciones «no son correctas».
Es pronuntiatio restituta, le digo.
En su respuesta a mi respuesta me dice que es la primera vez que oye el concepto de pronuntiatio restituta; que uno debe respetar la fonética de una lengua cuando la enseña (me imagino que lo que quiere decir es que yo no la respeto).
La pobre no sabe que su pronuntsiatsione no es la del latín clásico. Cree que el conquistador de las Galias es Chésare, no Káesar.
Está en la caverna de Platón.
No sabe que en Italia —de forma bastante soberbia, por qué no decirlo— solo se enseña la pronunciación del latín a la italiana. Es que para qué vamos a pronunciar el latín clásico como lo hacían Cicerón, Virgilio o César, cuando lo podemos leer con fonética italiana.
Ojo, no es una crítica a la pronunciación eclesiástica o italiana, que también tiene su cabida en su contexto.
Pero que un filólogo románico no tenga ni idea de la fonética latina sí me parece preocupante.
La pronuntiatio restituta es, esencialmente, la pronunciación restituida o reconstruida, o sea, la que los lingüistas, mediante procedimientos lingüísticos, basándose en testimonios y razonamientos de diversa índole, han considerado que es la más verosímilmente parecida a la del periodo del latín clásico.
No quiero comerte más la cabeza con esto, pero si has llegado hasta aquí es porque el tema te interesa.
Probablemente, lo suficiente como para verte el vídeo (gratis) donde hago un resumen muy decente de lo que un hispanohablante tiene que saber sobre pronuntiatio restituta.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Si además de saber el qué quieres conocer, como la médica, el por qué, en mi curso de historia, fonética y morfología del latín hablo durante horas de todo eso. No solo la primera clase es gratis, sino también la segunda.