El otro día me llegó un correo con una duda razonable:
[…] dentro de 50 años por poner un ejemplo, la mitad del diccionario no valdrá para nada…? Quiero decir, es que me duelen los oídos de escuchar lo de murciégalo y cosas de esas modernas… ya no sé si hablo yo mal o los demás.
No voy a entrar en todos los detalles en los que podría entrar.
Me voy a centrar en una sola cosa.
La mayoría de las respuestas a una pregunta como esta serían del siguiente tipo:
- gente con antorchas gritando que tiene razón y que hay que defender la lengua de la himnorancia de los demás
- superfilólogos con superrazonamientos supercondescendientemente superlingüísticos
Y por esto hay gente a la que le da reparo preguntar ciertas cosas.
Por poner un ejemplo, si yo estuviera considerando pasarme al veganismo, me molestaría en tomar mi decisión tras informarme del impacto medioambiental, en mi salud, etc.
No lo haría porque en redes sociales los algoritmos me lanzan a la cara imágenes de sonrientes aguacates y brócolis bailando la conga, o de crías de animales tristes.
Eso podría despertar mi interés en hacerme vegano, pero es solo la chispa. A partir de ahí, como digo, me tendría que informar detalladamente.
Si yo entonces fuera a un grupo de veganos e hiciera todas las preguntas que se me vinieran a la cabeza, es muy probable que recibiera, entre todas las respuestas, algunas que me dijeran cosas como que, si continúo comiendo carne, soy un asesino, y que seguro que yo no quiero serlo, y que por eso debería hacerme vegano.
Entonces, entre los comentarios condescendientes, pasivo-agresivos y directamente agresivos, probablemente se me pasarían las ganas de hacerme vegano, incluso dando por sentado que esos comentarios estén bien fundamentados.
Bueno.
Si yo a esta persona vengo y le empiezo a decir que de poco sirve lo que yo diga sobre el futuro de la lengua…
que la lengua es de los hablantes y que ellos democráticamente la configuran y cambian…
que de hecho «murciégalo» es la forma que debería ser la correcta…
que, de paso, hablar de corrección en lingüística y de «hablar mal» es más delicado y lleno de matices de lo que pueda parecer…
etcétera…
… probablemente estaría haciéndole un flaco favor.
Incluso si todo eso viene a ser lo que los filólogos y lingüistas se supone que tenemos que decir, la mayoría de la gente ni es filóloga ni lingüista ni sabe más de lengua que lo que estudiaron en secundaria…
… y en secundaria te dan la murga con que «hay que hablar bien» y que «hay que ver lo mal que habláis y escribís los niños ahora» y que «en mis tiempos te suspendían el examen con tres faltas»…
… y por internet está esa medalla memera de pedantería del «me sangran los hogos»…
En fin.
Realmente hay bastante tela que cortar en un comentario aparentemente corto…
… y según el sastre los cortes y los tajos los meterá por un lado o por otro.
Por eso me parece tan enriquecedora una comunidad de linguófilos donde no haya solo superfilólogos, sino todo tipo de personas interesadas en el tema, para que todos podamos alimentarnos de los puntos de vista de los demás.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Superfilólogos y (algunos) veganos: realmente os admiro, pero mejor si evangelizamos de forma menos moralista, condescendiente y/o pedante.