Aníbal tuvo a Roma bajo sus pies durante más de 15 años.
Finalmente, en la famosa batalla de Zama, Publio Cornelio Escipión consiguió derrotarlo, y a partir de entonces fue conocido como Africanus.
Años más tarde —recogen algunas fuentes—, por avatares del destino, se encontraron Escipión y Aníbal en Siria, no como generales en jefe, sino más como segundones de tiempos pasados.
Se dieron un baño juntos y hablaron civilizadamente, un poco en plan abuelo cebolleta, sobre el arte de la guerra, de igual a igual.
Aunque Aníbal fue derrotado en Zama por Escipión, es probable que el debate sobre cuál había sido el mejor general de la historia lo ganara Aníbal. O no.
Te traduzco el suceso, según lo cuenta Apiano:
Se dice que una vez estaban charlando Escipión y Aníbal sobre el oficio de general en presencia de muchos, y que, al preguntar Escipión quién le parecía que era el mejor general, Aníbal le dijo: “Alejandro de Macedonia”.
Escipión asintió al respecto, al considerar también el mejor a Alejandro, y le volvió a preguntar quién sería el segundo, después de Alejandro. Aníbal respondió, ya que consideraba que la virtud de un general residía en su valor: “Pirro de Epiro, pues no es posible encontrar a nadie más sumamente valeroso que estos dos reyes”.
Aunque a Escipión esto ya le molestó, aun así volvió a preguntar a quién le concedería la tercera posición, esperando con certeza llevarse al menos la tercera posición. Pero Aníbal dijo: “A mí mismo, pues cuando aún era joven conquisté Iberia y crucé con un ejército los Alpes —el primero, después de Heracles— hasta Italia, sin que ninguno de vosotros fuera capaz de derrotarme; devasté 400 ciudades y muchas veces llevé el combate cerca de vuestra ciudad, sin que se me enviaran recursos ni soldados desde Cartago”.
Como Escipión veía que Aníbal no paraba de jactarse, dijo riéndose: “¿Dónde te pondrías a ti mismo, Aníbal, si no hubieras sido derrotado por mí?”. Aníbal dijo, al percibir ya el resquemor de Escipión: “Yo por mi parte me pondría a mí mismo por delante de Alejandro”.
Así, Aníbal continuó jactándose, pero también, como sin quererlo, honró a Escipión, ya que había subyugado a alguien mejor que Alejandro.
Este episodio, también mencionado por Tito Livio y por Plutarco, lo recoge asimismo el mucho más moderno Santiago Posteguillo, del que soy muy fan, en su tercer libro de la trilogía Africanus, titulado La traición de Roma.
La trilogía entera está fantásticamente narrada por el que es, probablemente, mi actor-doblador-narrador de audiolibros favorito: Raúl Llorens.
¡Un saludo!
Paco
P. S. La trilogía entera son como 100 horazas de narración. ¡Viva!