El Cantar de mio Cid es el poema épico español por excelencia. Basándose en la guerra de Troya, Homero escribió los dos grandes poemas épicos de la literatura occidental: la Ilíada y la Odisea.
O sea, que tienen en común que son poemas épicos.
Tirando de este mismo hilo, hay más cosas en común.
Los antiguos griegos y romanos creían a pies juntillas que la guerra de Troya fue un acontecimiento histórico: la primera guerra mundial de la más antigua Antigüedad.
Se dice que Alejandro Magno visitó la tumba de Aquiles. (A saber de quién era la tumba que visitó).
Cuando el mundo antiguo acabó, lo de la guerra de Troya, con todos los héroes y dioses olímpicos, pasó a entenderse como un simple relato ficticio.
Así fue hasta que Schliemann, un señor alemán del siglo XIX, se flipó con el mundo grecorromano y se decidió a encontrar Troya, porque estaba totalmente convencido de que no era un cuento.
La encontró.
De hecho, los estudios históricos, arqueológicos, filológicos, etc., han mostrado que muchas referencias homéricas tienen un sustento histórico.
O sea, que la guerra de Troya es histórica, pero las obras de Homero, basándose en esa historia, son más cuento que historia.
Vayamos ahora con Rodrigo Díaz.
Posiblemente ya sabes por dónde voy.
Al menos en España, el Cid es (o era) una obra de lectura obligatoria.
El que en buena hora ciñó espada es uno de los más grandes héroes españoles. Derrotó a los moros por doquier y les tomó Valencia. Ganó una batalla después de muerto. Etcétera.
Todo eso es el cuento.
La historia es lo que no suele gustarles a los patriotas, y la mayoría de ellos ni siquiera la conocen, y los que la conocen la omiten: que el Cid luchaba con y para y contra cristianos y moros por igual.
Pérez-Reverte es un personaje peculiar (vamos a decirlo así). No hace tanto tiempo, escribió su propia novela sobre el Cid.
Algunos esperaban que fuera una novela sesgada en la que el Cid era el Aquiles de Vivar luchando contra los moros como si fueran troyanos.
Resulta que, siempre aceptando las licencias narrativas, el Cid de Pérez-Reverte es bastante fiel a lo que probablemente fue: un mercenario con unas u otras motivaciones y más o menos principios.
A mí, por supuesto, me han insultado por llamar mercenario al Cid. Me pregunto si esa gente se atrevería a insultar a Reverte por decir, esencialmente, lo mismo.
Tengo una breve reseña de la novela Sidi de Pérez-Reverte que te animo a leer.
¡Un saludo!
Paco
P. S. El vídeo donde llamo mercenario al Cid, en el que recibo insultos de cuando en cuando, es este.