Seguro que te sabes el chiste ese que dice…
En el juzgado
Pregunta el fiscal: «¿Es cierto que usted, el día de los hechos, se cagó en todos los muertos del denunciante, en toda su familia, en la perra de su madre y en el hijo de puta de su padre, al igual que en toda la corte celestial?».
Respuesta del acusado: «No, es falso… Yo estaba tranquilamente trabajando en la fundición y entonces le dije: «Antonio, por Dios, ¿no te das cuenta de que me has echado todo el acero fundido por la espalda y que es una sensación muy desagradable?».
Tenemos ante nosotros un chiste malo rocambolescamente exagerado, pero nos vale para situarnos un poco en la tónica del correo.
Cualquier persona que se expone al público se expone asimismo a la crítica. Una cosa es consustancial a la otra, y quien no sea capaz de soportar la más mínima crítica no debería ni pensar en abrirse un blog o un canal de YouTube.
No voy a mentir: la mayoría de comentarios que recibo en mis vídeos de YouTube son para darme las gracias.
¡Gracias a vosotros! ¡Sin mi público, yo no sería nada!
Pero algunos comentarios son para criticar e insultar.
En la jerga de internet se recurre al anglicismo hater (literalmente, ‘odiador’) para referirse a este tipo de gente, el antifán: el que se suscribe a tu canal o a tu boletín o a tus redes sociales y consume tu contenido solo para poder criticarlo después.
La mayoría de los comentarios negativos son cosa de una vez:
Eres calvo. No me ha gustado tu vídeo. Ojalá os muráis tú y la maestra que me ha mandado verlo.
Pues oc.
En otros casos, el comentario negativo tiene algo o bastante más de base:
Hablas de los alófonos de las consonantes oclusivas y al representar los correspondientes alófonos aproximantes omites los diacríticos, por lo que realmente transcribes fricativas, no aproximantes. Esto no es serio.
Objetivamente cierto, catedrático, pero estamos en un simple vídeo divulgativo. (Sin embargo, me descuadra que alguien que sepa tanto se ponga a ver mi vídeo de introducción a los alófonos).
Luego están los verdaderos haters. De estos, afortunadamente, no he tenido muchos. Sin embargo, hace tiempo uno de ellos se manifestó.
A continuación copio y pego de forma literal, sin modificar nada (excepto eliminar su nombre), el intercambio de mensajes.
Comienza él con un mensaje totalmente ex abrupto:
Sin ánimo de ofender y como crítica constructiva, tienes muy pocas habilidades verbales. Deberías mejorar eso. Un saludo.
A lo que respondo yo:
Habrá que traer a Cicerón para explicar los infinitivos.
Su respuesta:
O a cualquiera que sea mínimamente humilde y acepte que comete errores y tiene que mejorar. Tu comportamiento es vergonzoso e indigno de alguien que se ofrece a enseñar. Un saludo.
La mía:
Ah, ahí está. Poco has tardado en que se te vea el plumero. El de las críticas constructivas. 🤷♂️
La suya:
Nada tiene de destructivo señalar errores y responder con propiedad frente a un comentario que pretendía tener un carácter burlesco. Una vez más se destaca usted, caballero, como un despropósito. No me gustaban de por sí sus clases pero ahora me ha dado un motivo personal para no volver a verlas. Espero que sus demás espectadores lean estos comentarios para que comprendan con qué clase de gente tratan. Tenga una buena noche. Un saludo.
Por último, la mía:
[…] podría borrar los comentarios, pero efectivamente los voy a dejar para que la gente decida quién es quién.
Ojalá sea verdad y no vuelvas por aquí.
Bueno.
El que viene insultando burdamente haciendo referencia a la alopecia o al gotelé de mi pared es fácilmente descartable.
Sin embargo, el hater más peligroso es el que escribe guardando —aparentemente— las formas.
Mira, el que empieza su intervención con Yo no soy racista, pero… está a punto de decir algo racista en el 99 % de las ocasiones.
Si alguien empieza Sin ánimo de ofender, prepárate para el ataque. Si alguien habla de críticas constructivas, busca y exígele la constructividad.
Que puedas cagarte como las palomas y pasearte sobre la mierda no quiere decir que sea correcto. Si hablas de críticas constructivas, necesito los ejemplos concretos de tu crítica y tus propuestas para mejorar o solucionar. Si falta cualquiera de las cosas, es una crítica meramente destructiva.
El mero hecho de que digas que tu crítica es constructiva no la hace constructiva. Para que una crítica sea realmente constructiva necesito que me des materiales de construcción.
Si ante una respuesta mínimamente jocosa que intenta quitarle importancia al asunto sacas las zarpas y me calificas de indigno y vergonzoso (y más adelante de despropósito), terminas de confirmarme lo que ya me olía: que vienes a por pelea.
Si rematas la perorata autoproclamándote vencedor tras una retahíla de falacias y ataques sin fundamento, pues, la verdad, que te den por el procton.
Afortunadamente, tú no eres así.
¡Gracias!
Esto fue en un vídeo de los infinitivos latinos en mi canal de YouTube en el que subo vídeos de latín, griego y gramática histórica, principalmente.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Si ya te has suscrito (y le has dado a la campanita) a ese canal, haz lo propio con mi canal de gramática y cultura hispanohablantes.