Una día, Sileno, el compadre del dios Dioniso, se cogió una borrachera tan grande —incluso para él— que despertó, no se sabe cómo, en la corte de Midas.
Este rey lo cuidó mientras dormía la mona y hasta que se repuso por completo.
Muy agradecido por el servicio a su compañero de fiesta, Dioniso le concedió al rey un deseo, el que él quisiera.
Como todo el mundo sabe, lo que el rey pidió fue que todo lo que él tocara se convirtiera en oro. Claro, no se paró a pensar en que también la comida, el agua, incluso su familia se convertirían en oro.
Igual que en la mayoría de episodios mitológicos, existen varias versiones del desenlace. Aristóteles decía que finalmente murió por no poder comer ni beber. En cambio, otras versiones afirman que, arrepentido por su necedad, pidió solución al dios: tenía que lavarse en el río Pactolo (lo cual supuestamente explica que el río antiguamente tuviera oro).
Bueno.
En estos tiempos de incertidumbre, con crisis inmobiliarias, paro rampante, pirámides de población invertidas, pandemias, etc., la gente quiere y/o necesita dinero.
A poder ser, mucho dinero con poco trabajo.
Esto es un caldo de cultivo para cursos cambiavidas sectoides que prometen el oro y el moro —espero que decir eso no sea racista—. No hay más que darse una vuelta por las redes sociales y YouTube: la mitad de los anuncios son de eso. Demasiado dinero en juego.
Algunas veces, cuando la gente se entera de que mi trabajo consiste en hacer cosas en internet, se piensan que a mí me llueve el dinero, como Zeus con Dánae, solo por rascarme la méntula.
No es así.
La gente no sabe que detrás de 10 minutos de vídeo hay 50, 100 o 200 minutos de trabajo. Por no hablar del rollo técnico, contable, fiscal, entre otros.
El otro día estaba hablando con una persona: que está en medio de un divorcio y necesitaría unos x00 euros mensuales extra.
Por edad, esta persona podría ser el padre de más de uno. O sea, que los castillos en el aire no son cosa de mileniales y subsiguientes generaciones.
De forma brutalmente directa le dije que se olvidara de obtener beneficios hasta que pasara, al menos, un año. Hasta entonces iba a tener que trabajar mucho y gastar —no ganar— dinero.
Aventuro que el proyecto que esta persona tenía en mente nunca se hará realidad.
¿Y a ti qué te importa todo esto? ¿Es que ahora el boletín va de negocios? (No).
Si consigo vivir de mis cosas de internet no es porque yo sea más listo que otros o porque mi papá me hubiera dado unos cuantos miles de euros para quemar al principio.
Cuando empecé con todo esto, por la mañana trabajaba, sin ver un duro, en mis primeros contenidos. Por la tarde me iba a una academia polaca a enseñar español, y así conseguía pagar el alquiler y la comida: lo comido por lo servido.
Después de varios años tengo muchísimos contenidos publicados, entre los que sin duda destacan mis dos joyas: el curso de latín desde cero y el de griego antiguo desde cero.
Los tienes en AcademiaLatin.com.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Por si ya hubiera poco contenido, prácticamente cada semana hay más, para que nadie deje nunca de aprender. ¡Empezando por mí!