Después de pasar muchas penalidades, Jenofonte y los diez mil protagonizaron una de esas escenas más o menos famosas:
¡El mar! ¡El mar!
El mar significaba la posibilidad, finalmente, de embarcar camino a casa.
Lo cuenta Jenofonte —algunos expertos dicen que fue el inventor de la autobiografía occidental— en el libro cuarto de la Anábasis:
Desde esta ciudad el gobernador envía a los griegos un guía para que los conduzca a través de su territorio, enemigo de ellos mismos. Tras llegar aquel, dice que los conducirá en unos cinco días a un lugar desde el que verán el mar; si no, aseguró que estaba dispuesto a morir. […] Y llegan a la montaña al quinto día; el nombre de la montaña era Teques.
Cuando los primeros estuvieron sobre el monte y vieron el mar, se produjo un gran griterío. Tras oírlo Jenofonte y los de retaguardia, imaginaron que de frente los atacaban otros enemigos […].
Puesto que el griterío se hacía mayor y más cercano, y los que ininterrumpidamente avanzaban corrían a la carrera hacia los que gritaban sin parar y mucho mayor se hacía el griterío, tanto cuanto más gente había, a Jenofonte le pareció que era algo más importante y, tras montar en el caballo y tomar a Licio y a sus jinetes, fue en su ayuda.
Y pronto oyen a los soldados que gritan «¡El mar! ¡El mar!», y lo van pasando. Entonces corrieron todos, incluso los de retaguardia, y los jumentos eran azuzados, y los caballos.
Cuando llegaron todos a lo alto, entonces se abrazaban unos a otros, incluidos los estrategos y capitanes, llorando. Y de repente, habiéndolo dicho alguno, los soldados traen piedras y hacen un túmulo grande. Dedicaron allí gran cantidad de pieles de buey sin curtir, bastones y escudos de mimbre capturados, y el guía mismo cortaba los escudos y animaba a los demás.
Después de esto, los griegos despiden al guía tras darle regalos del fondo común: un caballo, una copa de plata, un vestido persa y diez daricos; les pedía sobre todo sus anillos, y obtuvo muchos de los soldados.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Esa parte es del libro cuarto. Aún vamos trabajando por el libro primero, pero ya llegaremos.