En una de sus correrías, la arqueóloga Lara Croft se mete en temas bizantinos y acaba descubriendo un manuscrito con las instrucciones para crear fuego griego.
Para quien no lo sepa, el fuego griego era algo así como el napalm medieval, un arma poderosísima que dio a los bizantinos una gran ventaja en las batallas navales contra los árabes y quien tocara.
¡Se decía que aquel fuego seguía ardiendo incluso en el agua!
Por supuesto, semejante invento era guardado con gran celo para que nadie más pudiera disfrutar de aquella ventaja…
… y, contra todo pronóstico, los bizantinos realmente lograron mantener en secreto la receta…
… hasta el punto de que hoy en día sigue sin conocerse con exactitud cuáles eran los ingredientes y el método de preparación.
En algún momento de la historia, aquel conocimiento se perdió y —salvo la ficticia arqueóloga— nunca más volvió a saberse de él.
Lo mismo ha pasado con mucha literatura, pasto de los ratones o los fuegos naturales o artificiales.
Afortunadamente, existe el dominio público, que —de forma simple— hace que una obra literaria pase a ser pública ochenta años tras la muerte del autor.
Entonces, es perfectamente legal que esos textos circulen libremente por internet.
Y eso me permite a mí tomar esas obras de autores anglófonos, traducirlas y hacer las adaptaciones que considere oportunas para que hoy cualquiera pueda disfrutarlas en español.
Por ejemplo, las novelas de «Los héroes».
¡Un saludo!
Paco
P. S. Los aficionados a Juego de tronos se habrán dado cuenta de que el famoso fuego valyrio es básicamente fuego griego.