Aunque ahora se intentan buscar métodos, mecanismos, formas de lenguaje inclusivo, y entre todo esto se encuentra el pronombre «elle», este pronombre es más viejo que cualquiera de nosotros.
Efectivamente, ya aparecía ocasionalmente el pronombre «elle», que lógicamente no tenía ninguna finalidad inclusiva, sino que era un pronombre masculino equivalente a «él».
Si te fijas un momento, tiene sentido. Al fin y al cabo, «él» es el bicho raro si lo comparamos con «ella», «ellos», «ellas»: no termina de encajar en el paradigma.
Quizá habríamos esperado «ello», pero ese era el pronombre neutro (propiamente: no «neutro» como algunas veces, impropiamente, pretende decirse «inclusivo»).
Realmente, «elle» sí que encaja en un paradigma más transversal: «este», «ese»…
Aunque tampoco hace falta hacer trigonometría y reglas de tres para justificar el masculino «elle»: la justificación está en el propio latín ILLE, de donde salen «él», «el» y «aquel».
Bueno.
De todo eso hablo en este vídeo:
¡Un saludo!
Paco
P. S. Viene a cuento de mi artículo «Evolución del español medieval desde el latín».