También de aquello de lo que soy profesor soy alumno.
Por eso, aunque soy profesor de latín, también soy estudiante de latín: en parte autodidacta, en parte con profesores.
Por ejemplo, hay una chica italiana, Irene, que tiene un canal de YouTube (Satura Lanx) con vídeos de latín en latín. Me gustan especialmente sus vídeos con frases hechas, refranes y adagios latinos.
Naturalmente, Irene no publica en YouTube solo por amor al arte.
Ella tiene un curso.
El curso cuesta quinientos pavazos.
Yo no lo he comprado, no porque considere que es caro (he comprado cursos más caros) ni porque crea que no aprendería nada (si ya aprendo siempre algo en sus vídeos gratuitos, en su curso seguro que aprendería aún bastante más), sino porque en relación aprendizaje-precio sí que me saldría poco rentable.
Sería absurdo comparar mi curso de latín con el de Irene, pues ambos plantean una metodología absolutamente distinta.
Lo que sí es objetivamente comparable es el precio y la cantidad de materiales.
El curso de Irene cuesta el doble que el mío.
Mi curso incluye, esencialmente, toda la gramática necesaria incluso para nivel universidad, así como cientos de vídeos con textos latinos y griegos resueltos, incluyendo exámenes de selectividad, latín para bebés, Julio César, Jenofonte y mucho más.
Si hubiera hecho el curso de Irene, probablemente lo recomendaría.
Como he hecho mi curso, lo recomiendo al cien por cien.
¡Un saludo!
Paco
P. S. ¿Estoy regalando mi curso?