Los dioses griegos castigan sin piedad la hýbris. Por ponerlo en términos simples: no toleran la soberbia de los mortales.
¿Quién no ha pecado de soberbia?
Yo, desde luego, lo he hecho muchas veces.
Cuando me llegó la hora de elegir qué carrera universitaria estudiar, no me guie primariamente por mis preferencias personales. Ni siquiera me guie por las salidas profesionales que me ofrecieran los diversos estudios.
Me guie —dentro de mis preferencias, eso sí— por la carrera que mayor nota de corte tenía: Traducción e Interpretación.
Hasta tal punto llegaba mi soberbia que, de hecho, miraba por encima del hombro a los filólogos ingleses: que se han metido en Filología Inglesa porque no les ha dado la nota para Traducción.
Bueno. 🤦♂️
Resulta que la carrera no me gustó. Yo creía que en Traducción se traducía, pero en lugar de eso me hicieron examinarme sobre cómo funciona el protocolo TCP/IP y sobre la importancia de los enlaces en las páginas web. Tras un año y medio decidí abandonarla.
(Ojo, a las razones más o menos objetivas hay que añadir otras más subjetivas y personales, como que yo me creía que sabía mucho inglés, pero no podía ni ver una película sin subtítulos).
Para el curso siguiente me matriculé en Filología Clásica, carrera paria donde las haya, en la que se entra con un 5 pelado y aun así sobran plazas.
En el último curso se me ofreció la posibilidad de, por solo dos años más, tener también la licenciatura en Filología Italiana.
A ver, yo ya era casi filólogo y debería haberlo sabido. Una cosa es aprender italiano y otra cosa es estudiar Filología Italiana. (Lo mismo se aplica para cualquier otra filología).
Me di cuenta de que no me interesaba tanto, al menos, la mitad de las asignaturas. A esto hay que añadir que, de forma más o menos objetiva, muchos de los profesores de la carrera dejaban mucho que desear. (Esto me lo puedo permitir decirlo públicamente ahora).
La siguiente carrera que abandoné fue el grado en Estudios Ingleses (Filología Inglesa, de toda la vida). ¡Mira tú por dónde!
En una carrera tan grande, es difícil generalizar respecto a los profesores. Los tuve muy buenos, la mayoría más o menos bien, y también tuve a alguno muy malo.
En esta ocasión, la razón por la que la abandoné fue totalmente personal: el estudio de esta carrera ya había cumplido su objetivo. (Ya hablaré de esto en otra ocasión).
Si me molestara en echarle un curso, sería graduado en Estudios Ingleses. Simplemente, no me interesa: no me sale rentable. Las asignaturas que me quedan no me compensan gastar un año de mi vida en hacerlas para tener un papel más en el tubo guardatítulos.
La última carrera que he abandonado ha sido la de graduado en Filología Hispánica. Concretamente, tras un cuatrimestre y medio. A mitad del segundo cuatrimestre llegó el coronavirus.
La forma en la que la universidad manejó la situación me recordó, una vez más, todos los juramentos que yo he hecho en mi vida contra la universidad, especialmente durante mis dos másteres.
Ya ves: he abandonado cuatro carreras universitarias. Solo tengo una licenciatura y dos másteres.
No pasa nada. Lo más importante es que al menos dos de esas carreras abandonadas han cumplido con creces su función.
De Estudios Ingleses me llevo mi Erasmus con 27 años (que, por lo demás, probablemente cambió mi vida por completo) y el descubrimiento de que me gustan la fonética y la psicolingüística.
De Filología Hispánica me llevo haber pulido mis conocimientos de lingüística histórica y el descubrimiento de la literatura hispanoamericana.
Una sola de todas estas cosas ya compensa haber hecho todo lo que he hecho y he acabado abandonando.
Claro, tú no tienes que matricularte en cuatro o cinco carreras universitarias.
De todo lo que he aprendido y me ha gustado he hecho o estoy haciendo o haré cursos.
El único profesor que te va a dar la plasta voy a ser yo, e intento que no sea demasiado. Las pajas homéricas y chomskianas y navarrotomasinas ya las he quitado yo.
Desde la comodidad de tu casa y al ritmo que te dé la gana. (Aunque, como probablemente sepas ya, sin nada que meter en el tubo guardatítulos).
En AcademiaLatin.com puedes aprender latín, griego, fonética, gramática histórica y no sé qué más.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Hay gente que es filóloga porque lo dice un papel. Hay gente que sabe más que muchos filólogos, aunque no haya ningún papel que lo diga.