Hay una película con Matt Damon que vi hace años y de la que tengo buenos recuerdos. Se llama Rounders y va de póquer.
Ya al principio de la película hay una de esas citas para tener en cuenta en la vida, juegues o no al póquer (traducción mía):
If you can’t spot the sucker in your first half hour at the table, then you are the sucker.
Si en la primera media hora no has podido detectar al pardillo de la partida, es que tú eres el pardillo.
Gran verdad.
En fin.
En el libro del Génesis se cuenta el sacrificio de Isaac (con genitivo objetivo), también conocido como el sacrificio de Abraham (con genitivo subjetivo).
Tranquilidad, que no vamos a hablar de los genitivos, pero no me resistía a dejarlo ahí.
Como todo el mundo sabe, la historia es más o menos así:
Cuando Isaac creció, Dios, para poner a prueba la fe de Abraham, le dijo: «Abraham, coge a tu único hijo, al que amas, y sacrifícamelo en el monte que te mostraré». Abraham no dudó en obedecer la orden de Dios. Cargó de leña a Isaac y él mismo llevaba fuego y una espada.
Mientras iban de camino, Isaac preguntó a su padre: «Padre mío, aquí está la leña, pero ¿dónde está la víctima para el sacrificio?».
Está claro que el pardillo del sacrificio era Isaac. Afortunadamente para él, todo era un paripé y Dios se conformó con un carnero.
Yo no soy religioso, pero el Antiguo Testamento tiene muchos relatos interesantes y curiosos.
Seas tú persona religiosa o no, el Epitome historiae sacrae de Lhomond es un excelente texto para practicar latín cuando uno ya está sueltecito.
Como su propio nombre indica, es un epítome, un resumen bastante apañado: lees, repasas y/o aprendes del Antiguo Testamento mientras disfrutas de hacerlo en un latín bastante razonable.
Lo trabajamos en los materiales complementarios del curso de latín.
¡Un saludo!
Paco
P. S. No es un texto difícil, pero tampoco es fácil. Es ideal para el que ya tiene un nivelito, pero no un nivelazo.