Hay gente a la que le importan una méntula Julio César, Catulo o Cicerón.
No lo comparto, pero lo comprendo y respeto.
Aun así, esta gente quiere aprender latín y me preguntan al respecto:
Yo quiero aprender latín/griego para leer la Biblia. ¿Tu curso vale para eso?
A veces incluso el interés es más específico, hasta extravagante, como leer manuscritos renacentistas de tal y cual. (Esta persona debería compaginar con el aprendizaje de la paleografía).
Imagínate a un persa enamorado de la cultura española. Todavía aspira la h de «hola», pero desea aprender la lengua para ver las películas de su ídolo, Almodóvar, en versión original sin subtítulos.
Bueno.
Que yo sepa no hay cursos de español para Almodóvar. Lo que Behrouz tendría que hacer es aprender español empezando por el hola, el buenos días y el me gusta el chocolate con churros. Y ya luego, cuando tenga la base, podrá plantearse lo otro.
Con todo el tema coronavírico, entré en contacto con un fraile interesado en mis contenidos de latín y griego, pues sus clases se habían trastocado y necesitaba seguir avanzando.
Yo no soy religioso, pero entiendo la importancia del latín y el griego para quien sí lo es.
Para mi propia información, le pregunté cómo se plantea la enseñanza de estas lenguas cuando la finalidad es religiosa.
Y naturalmente, me dijo, su aprendizaje pasa por la gramática clásica y el trabajo sobre los textos de Julio César, Jenofonte, Esopo y toda esa gente.
Incluso si la temática de las obras puede ser muy diferente a la de los padres de la Iglesia, una misma base es común y fundamental para leer a Virgilio y a Homero, a César y a Jenofonte, a Esopo y a Fedro, a Tertuliano, a Ambrosio de Milán, a Gregorio Magno, a Juan Crisóstomo, a Orígenes, a Basilio…
Para construir la domus aurea y una iglesia te hacen falta igualmente cimientos.
Para trabajar con Propercio o con la Vulgata te va a hacer falta, esencialmente, el mismo latín.
Para trabajar con Píndaro o con el Nuevo Testamento, el mismo griego.
¡Un saludo!
Paco
P. S. La gramática es prácticamente la misma. A lo largo de los cursos trabajamos fundamentalmente con textos clásicos, pero ahora también voy añadiendo, como materiales complementarios, textos de tipo religioso.