Salvo en extranjerismos como «hámster» o hobby, la hache es muda en español.
La hache de «hombre» siempre fue muda, mientras que la de «harina» hubo un tiempo en que se aspiró, porque provenía de F latina (farina).
Que la hache de «hombre» nunca se aspirara es porque era también H en latín, y en el propio latín ya no se aspiraba. Simplemente se siguió escribiendo por tradición.
Independientemente de todo esto, existe el curioso caso de algunas haches que van apareciendo y desapareciendo de forma aparentemente caprichosa.
Se trata de haches que ni estaban en latín ni nunca se aspiraron en español y, sin embargo, ahí están.
Del latín ovum deriva el adjetivo «oval», pero también «huevo».
Del latín occare deriva el sustantivo «oquedad», pero también «hueco».
Y lo más curioso de todo: en un mismo verbo, a lo largo de su conjugación, podemos tener formas con hache y otras sin ellas: de «oler» tenemos «olemos», pero «huelo».
¿Cuál es el misterioso secreto que la RAE te ha estado ocultando todo este tiempo?
Lo trato en mi artículo sobre por qué el español tiene solo cinco vocales.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Minirreto: viendo el título del artículo donde trato la cuestión y los ejemplos de este mismo correo, antes de leer, trata de averiguar de qué depende que haya hache o no.