Si eres español, es imposible que no conozcas la serie Cuéntame (cómo pasó).
El padre de familia es Antonio Alcántara, un señor de origen humilde que intenta prosperar para dar lo mejor a su familia.
Por las primeras temporadas, hay dos escenas muy reveladoras y que me gustaría resumir. (Puede que los resúmenes no sean muy exactos, pero lo importante es el mensaje).
En una de ellas, Carlitos, el niño, pregunta a sus padres alguna cuestión que cualquier adulto sabría responder. De repente, a Antonio le entra un ataque de tos y se excusa un momento al cuarto de baño.
Pero realmente va a su dormitorio. Allí, escondida en el armario, tiene una enciclopedia. La consulta a toda prisa, como el que consume revistas adultas a escondidas.
Antonio vuelve al salón, repuesto del supuesto ataque de tos, y le responde a Carlitos que, evidentemente, tal y cual.
En otra ocasión, a Merche, la esposa de Antonio, le ha dado por juntarse con un profesor. En una de las ocasiones, Antonio, celoso y receloso, se une al plan, que es una visita al museo.
Allí, el profesor explica detalles de las obras de arte. Cuánto sabe, qué labia, qué cultura.
A Antonio se lo llevan los demonios:
—Bueno, tú, ¿y en qué año se pintó este cuadro?
—Pues la verdad es que no lo sé.
—¿No? ¡Pues las fechas son importantísimas!
—No estoy de acuerdo, Antonio. Las fechas exactas no son tan importantes como el periodo, el estilo, el movimiento artístico…
—¡Pero tú qué vas a saber, hombre! ¡Muchas historias, muchas historias, pero no te sabes ni una fecha!
Dos escenas con un mensaje similar. ¿Lo ves?
Yo tengo un curso de historia de España. Es un curso sin ínfulas, de nivel escolar. Es un curso para tener una visión panorámica de la historia de España desde la prehistoria hasta el siglo XXI.
Lo hice pensando en los extranjeros que estudian español y quieren conocer su historia y cultura, pero que no han estudiado historia de España, igual que el hispanohablante que estudia inglés no suele estudiar la historia de Inglaterra.
Pues bien, como sabrás, España no se llamaba así en la prehistoria.
Obviamente.
Y, sin embargo, hablo de la prehistoria de España. También hablo de la España visigoda, de la España musulmana, etc.
Ya sabrás por dónde voy.
No me falta, de vez en cuando, el listo que me dice algo como esto (normalmente con muchas faltas de ortografía):
¡Pero dónde vas, flipao! ¡¡España no existía hasta XXXX!! ¡Qué ignorante hay que ser para hablar de historia de España en esa época!
En una sociedad, la gente usa convenciones. Yo no soy historiador, pero me imagino que existe la convención historiográfica de que hablamos de historia de España para referirnos a lo ocurrido a lo largo de los tiempos en los territorios aproximados de lo que actualmente es España.
La convención tiene una clara ventaja: compara historia de España con lo ocurrido a lo largo de los tiempos en los territorios aproximados de lo que actualmente es España.
A mí estos comentarios me dan mucha pereza y ya ni los respondo.
Otros comentarios de similar calaña son los de no se dice español, sino castellano (y viceversa). En este caso, la confusión suele ser más —digamos— genuina y causada por razones políticas más que lingüísticas.
El problema de fondo de todo esto es el mismo que el de Antonio Alcántara: gente que sabe poco o nada, y lo poco o nada que saben tienen que ir exponiéndolo y manifestándolo a las primeras de cambio.
El problema es que, casi siempre, la gente que sabe muy poco cree que sabe mucho.
En cambio, uno de los mayores sabios de todos los tiempos decía que lo único que sabía es que no sabía nada.
Si te importa una méntula que sea estrictamente correcto o no hablar de prehistoria de España, pero te interesa la historia de España desde su prehistoria hasta el siglo XXI, tengo un curso de historia de España.
La primera clase, un estupendo resumen sobre la prehistoria y la Antigüedad, es gratis.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Si te ha tomado por sorpresa lo de que no se dice castellano, sino español (o viceversa), te recomiendo este artículo.