Sobre esto nadie me dio su opinión, pero necesariamente hubo de haber gente a la que mis historias de mi primer ordenador y de Tomb Raider le importaran tres méntulas en vinagre.
Para mí todo eso representa mi primer (y deseadísimo) ordenador y una parte sumamente importante de mi infancia.
Otra gente más o menos de mi quinta puede sentirse más o menos identificada con todo eso.
Pero a mucha otra gente, ya fueran de quintas anteriores o posteriores, todo eso le importará lo mismo que el consentimiento de las cookies.
Como digo en el título: la nostalgia no es infinita.
Justo el otro día leía un boletín de un tipo (Chuiso) que es de mi edad, y él lo explicaba muy bien:
Yo […] no puedo sentir nostalgia por algo que no viví. Ir a una feria de juguetes y ver un Madelman, o un Masters of the Universe, o un videojuego de la NES no genera en mí ese poder especial que genera todo lo que viene después.
Es ley de vida. Tarde o temprano el tiempo pasa factura y la nostalgia pasa de generación.
Por este mismo motivo podéis ir a ferias de juguetes antiguos y ver juguetes de los años 50 o 60 a precios de rastrillo de lechugas y hortalizas.
Por esta misma razón las empresas que vacían pisos de personas fallecidas a menudo tiran colecciones completas de juguetes antiguos, de sellos, de postales, o las venden a precio de saldo a las personas que luego las malrevenden en los rastros. Esas colecciones tenían mucho valor en su época, y ahora están a 2 × 5 € en un rastro. El tiempo es implacable.
[…]
La nostalgia va a ir caducando poco a poco, y se irá sustituyendo por una nostalgia reciclada en generaciones […].
De alguna forma, duras palabras.
Y muy ciertas.
También el otro día le escuchaba/leía a alguien otra cosa del tipo… cuánto tiempo lleva escuchándose X artista/música da una buena idea de su calidad y de cuánto tiempo seguirá escuchándose.
(Ojo: «da una idea» no es lo mismo que «es prueba»).
Algo como: si Bach lleva escuchándose más de 300 años, por algo será, y podemos suponer que seguirá escuchándose al menos 300 años más.
Y siguiendo ese mismo razonamiento, podemos dar por sentado que los relatos de los héroes griegos, que han llegado hasta nosotros tras 3000 años, perdurarán al menos otros tantos más.
Son intemporales, y ahora también pueden disfrutar esos relatos heroicos hasta los niños.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Por cierto: mis primeros videojuegos no fueron los de Lara Croft, sino otros más viejunos como Wolfenstein 3D (¡comprado en caja de cartón!) y El rey león.