Hablando de odiseas y de regresos a casa, se comenta poco sobre Jenofonte.
La historia, real y ficticia, está llena de enfrentamientos entre hermanos a la muerte del padre.
Una vez que se rompe ese triunvirato natural hermano-padre-hermano, donde el padre era la pata fundamental del trípode que mantenía el equilibrio de poder, los hermanos se echan a pelear por ese poder, ahora vacante (y a veces bacante).
Lo cuenta Jenofonte en su Anábasis. (Esta, por cierto, fue llevada a la novela histórica magistralmente por Michael Curtis Ford en su novela titulada La odisea de los diez mil, incomprensiblemente descatalogada).
Cuando el rey persa Darío murió, el primogénito Artajerjes se llevó la parte gorda del pastel. Justificadamente o no, el menor, Ciro, quería esa parte.
Entre su tropa se encontraban unos doce mil mercenarios griegos, entre los que estaba el propio Jenofonte.
La famosa batalla de Cunaxa fue la tumba del propio Ciro. Muerto el «rey», se acaba la partida.
Ahora, a los diez mil griegos supervivientes les tocaba volver a casa desde las mismas entrañas del territorio persa. Una auténtica odisea.
La Anábasis de Jenofonte es al griego lo que la Guerra de las Galias de Julio César es al latín: un texto que se suele trabajar por su mayor o menor sencillez.
Naturalmente, lo estamos trabajando para los materiales complementarios del curso de griego antiguo desde cero. Poco a poco desde el libro primero.
¡Un saludo!
Paco
P. S. ¡Es una fantástica herramienta de apoyo y práctica para quienes tengan que trabajar el texto!