Comentario literal de una persona en uno de mis vídeos de YouTube:
Con todo el respeto que se merecen los académicos de la RAE, las nuevas normas de ortografía de 2010 son un desastre. Me parece que están hechas para gente floja que nunca quiso aprender a escribir bien. Buen canal, saludos.
Aunque se ha expresado con corrección y respeto —cosa que no abunda en los comentarios de YouTube—, esta persona está equivocada.
Mucha gente tiene la idea de que las reglas ortográficas tienen que ser complejas, que deben ser difíciles de entender y aplicar y que han de tener excepciones para liarlo todo más.
En absoluto.
Cuando me pregunto por qué la gente cree esas cosas, solo me vienen razones elitistas e incluso clasistas a la cabeza: la ortografía como un muro, como una criba para separar al que sabe del que no sabe.
Lógicamente, la cuestión es más compleja.
Tan maniquea me resulta la postura del prescriptivista de la muerte como la de quien afirma que la ortografía es irrelevante, ya sea por convencimiento real o por ignorancia.
Yo no me voy a meter ahí porque realmente no es lo mío.
Tengo un artículo que se titula «¿Por qué a los lingüistas nos gustan las faltas de ortografía?».
Igual te impacte el título: ese es el propósito. Pero no es un simple título cazaclics o clickbait: realmente las faltas de ortografía son una gran fuente de información para el lingüista.
Incluso de las faltas de ortografía que cometían los romanos sacamos muchísima información. Lo cuento en el artículo. También cuento por qué la ortografía del inglés y la del francés son horribles.
¿Por qué a los lingüistas nos gustan las faltas de ortografía?
¡Un saludo!
Paco
P. S. El vídeo donde me pusieron el comentario inicial es el que aparece aquí.