El famoso juicio de Paris fue, en buena medida, el iniciador de la guerra de Troya.
La diosa Discordia, por no haber sido invitada a las bodas de Tetis y Peleo —y haciendo honor a su nombre—, dejó en medio del banquete una manzana, la famosa manzana de la discordia.
¿Qué tenía de especial?
Para la más bella.
Venía acompañada de ese letrero. O sea: la manzana era para la invitada más bella.
Claro, ¿cuál de las diosas sería la más bella? ¿Afrodita? ¿Atenea? ¿Hera? ¿Cualquier otra?
Estaba difícil la cosa. Zeus pasaba de líos y se quitó de en medio designando como juez al mortal más bello: Paris, el hijo de Príamo, rey de Troya.
Cada diosa intentó sobornar al juez. Ganó Afrodita, que le había ofrecido a cambio obtener a la mortal más bella: Helena de Esparta —mal llamada de Troya—, esposa de Menelao, hermano de Agamenón, el más poderoso rey griego.
Como todo el mundo sabe, la cosa acabó en la primera guerra mundial de la Antigüedad.
Todo por una manzana.
Unas pocas horas antes de escribir estas líneas, estaba yo comiéndome un trozo de piña.
Esta piña la compré, junto con otra, en un cierto supermercado de origen alemán. Las dos piñas, a pesar de su buen tamaño y ajustado precio, han resultado ser terribles: color pálido, ácidas, etc.
Si yo comprara, por ejemplo, un teléfono, y el teléfono resultara estar defectuoso, tendría todo el derecho del mundo a cambiarlo por otro.
En cambio, a menos que uno sea maestro frutero, comprar fruta es una auténtica tómbola: puede salir buena, del montón o ser del todo infame.
La conclusión que me llevo de esto es que nunca volveré a comprar piña en este supermercado.
Algo muy parecido ocurre con la mayoría de cursos de internet: puedes ver el título del curso, con suerte el índice de contenidos y, si acaso, un tráiler donde el profesor te cuenta lo maravilloso que es el curso.
No me lo digas: muéstramelo.
Lamentablemente, uno no puede probar un trozo de la piña antes de comprarla.
Afortunadamente, uno puede probar mis cursos sin siquiera darme datos como el correo.
Empiézalos, mira a ver si son para ti, si te gustan, si son lo que esperabas…
¡Un saludo!
Paco
P. S. A mí me gustan mucho las manzanas. Los ingleses dicen eso de An apple a day keeps the doctor away.