Una de mis fábulas de Esopo favoritas es de las más simples y probablemente de las más conocidas: la de la zorra y las uvas.
Estaba una zorra con mucha hambre, y al ver colgando de una parra unos deliciosos racimos de uvas, quiso atraparlos con su boca.
Mas no pudiendo alcanzarlos, se alejó diciéndose:
—¡Ni me agradan, están tan verdes…!
Cuando yo era niño, la cantante italiana Laura Pausini tuvo su auge en España y por aquella época estaba hasta en la sopa.
Un día mi hermana me hizo una pregunta bien simple: ¿Te gusta Laura Pausini?
A una pregunta tan simple habría correspondido una respuesta igualmente simple: o sí o no (o si acaso algún punto entre los dos extremos).
Propiamente, mi respuesta sí que fue simple.
Lo que fue absurdamente complejo fue el razonamiento antes de la respuesta: yo pensaba que a mi hermana le gustaba Laura Pausini, así que, solo por llevarle la contraria, dije que no, que no me gustaba Laura Pausini.
—Bien, porque a mí tampoco —dijo ella.
No solo yo no había dicho la verdad y expresado mis sentimientos reales, sino que tampoco había logrado mi (absurdo) objetivo de llevarle la contraria a mi hermana.
El problema de esta mentira fue que en adelante tuve que mantenerla no solo de cara a la galería, sino que de alguna forma yo mismo me la llegué a creer (lo contrario habría resultado en disonancia cognitiva).
Como se dice, me convertí en esclavo de mis propias palabras.
Hay gente en este boletín, gente leyendo ahora mismo este correo, que en su momento se juró a sí misma (y ocasionalmente incluso se tomó el tiempo de hacérmelo saber a mí) que nunca jamás soltaría un duro por nada de lo que yo vendo en la mayoría de los envíos.
Es posible que tú seas uno de ellos, o no, y todo eso está bien y es absolutamente legítimo.
Si de verdad, en lo más profundo de tu ser, no quieres ni necesitas nada de lo que vendo y te va bien simplemente leyendo gratis un poquito por aquí, viendo vídeos gratis por allá, entonces está bien.
Pero si la única razón por la que no compras algo que deseas es por ese juramento que te hiciste a ti mismo al suscribirte al boletín, yo te libero.
«Deseo aprender latín y/o griego».
¡Un saludo!
Paco
P. S. No es que a mí me encantara Laura Pausini, no es que fuera santo de mi devoción, pero tampoco me disgustaba.