Cuando me dejé embaucar por segunda vez para estudiar un máster universitario, decidí simultanear con un trabajillo de profesor de academia.
Hace ya mucho tiempo hablé de cómo estuvieron a punto de contratarme en negro, que al final no (no fuera que alguien tuviera una emergencia filológica) y que finalmente me llamaron de otra academia donde al menos me dieron de alta en la Seguridad Social.
Recuerdo que un día, al principio, tuve una clase (de profesor) que acababa poco antes de empezar mis clases de alumno en el máster.
Apenas tenía tiempo para acabar la clase en la academia, ir corriendo en la bici hasta la universidad y comerme un piscolabis antes de entrar en clase.
Yo ganaba 7,5 € por una hora de clase, y todavía tenía que dar las gracias porque «según convenio» era menos.
La cosa es que yo aquel día, por falta de previsión, tuve que irme a un bar y gastarme la mitad de lo que había ganado en una tapa.
La verdad es que, mientras devoraba cada migaja, no podía dejar de pensar en cómo había hecho el primo: había trabajado una hora (más ir y venir) por 7,5 €, y ahora me gastaba la mitad en una tapa infame.
Entonces, si alguna vez piensas que voy sobrado, recuerda esta anécdota.
Al entrar en el artículo de Wikipedia para micromanagement, veo que está catalogado en categorías de narcissism (narcisismo), workplace bullying (acoso en el lugar de trabajo) y waste of resources (desperdicio de recursos) entre otras, y que hay un apartado de síntomas en el cuerpo del artículo.
La jefa de estudios de la academia era una auténtica especialista del micromanagement: manage[ment] or control with excessive attention to minor details (gestión o control con excesiva atención a detalles sin importancia), según dictionary.com.
No recuerdo los detalles del suceso, pero un día me dijo que a ver si podía hacer unos apuntes para las clases.
Quise asegurarme y, al preguntar explícitamente, efectivamente los apuntes pasarían a ser propiedad de la academia, no habría rastro ninguno de mi propiedad intelectual y no habría remuneración. Eso sí: los iba a impregnar de mi personalidad.
Poco después me fui de la academia.
Ahora tengo mi propia academia donde puedes aprender latín y griego impregnándote al cien por cien de mi forma de enseñar.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Por si fuera poco, me permite vivir de forma digna.