Cuando abandoné la carrera de Traducción e Interpretación, acabé en una popular cadena de pizzerías.
La primera lección me llegó incluso antes de empezar a trabajar.
La oferta a la que me postulé (o apliqué, como se dice ahora) era de personal de restaurante (básicamente, que hace y/o sirve pizzas).
Casualmente, cuando llegué a la entrevista, ese puesto ya se había ocupado, pero, también casualmente, había uno de buzoneador, es decir, de ir haciendo spam echando publicidad en los buzones.
En mi prístina inocencia, realmente pensé que tampoco estaba mal: que iba a cobrar por darme un paseíto unas tres horitas de lunes a viernes. (Pista: no. Es un trabajo muy desagradecido y los vecinos de los bloques te tratan como a basura).
No hace falta ser un lince para darse cuenta de lo que pasó. Igual que en mi periplo londinense me cazaron con el ejemplo de ser botones en un hotel, en la pizzería me cazaron con una inexistente oferta de pizzero para acabar de espameador.
(Ojo, que esto es práctica común, ojalá denunciable, que se vale de la desesperación de la gente. Justo el otro día estaba viendo una serie donde a una chica cubana le decían que iba a trabajar de camarera en España y acabó de lo que ya te imaginas).
Cuando me cansé (a las pocas semanas), hablé con el encargado para decirle que lo dejaba. Dio la casualidad de que aquella época era temporada alta y que les iba a hacer una faena si me iba de un día para otro.
(Por lo visto, sí, la publicidad de los buzones trae bastantes ventas).
De forma bastante civilizada, el encargado me pidió que, por favor, aguantara al menos esa semana. Añadió que no podía retenerme contra mi voluntad, pero que no es lo mismo irse de buenas que de malas y que la vida da muchas vueltas y que nunca se sabe.
Tenía mucha razón: ese restaurante cerró no mucho después.
Esta historia me recuerda a la de Solón y Creso, que ya he contado alguna vez.
La trabajamos en Julia, relatos en latín facilito (capítulo 33 y siguientes).
¡Un saludo!
Paco
P. S. No seas cruel con los espameadores: no lo hacen por gusto.