Si has leído, escuchado o estudiado algo de negocios, es posible que sepas quién se benefició de verdad en la fiebre del oro.
De lo contrario, lo más probable es que te limites a pensar que fueron los afortunados más o menos aleatorios que encontraron buenos pedruscos de oro.
Bueno.
Yo no sé si será verdad, ni en qué datos se sustenta esta información, pero, igual que no importa si el Cid ganó realmente una batalla después de muerto, lo que sí importa aquí es la moraleja de la historia.
Entonces…
¿Quién triunfó en la fiebre del oro?
Sí, los cuatro gatos afortunados que encontraron aleatoriamente buenos pedrolos de oro.
Quizá la agencia tributaria de California.
Pero sobre todo…
… los que estaban allí a pie de obra para vender picos y palas a los miles de ilusos que esperaban hacerse ricos encontrando oro.
El negocio no estaba en el oro, sino en «ayudar» a los demás a supuestamente encontrar oro.
Vendehumismo de toda la vida, vaya.
(No es solo cosa de criptobrós).
Yo podría ahora decirte que aprender latín y griego te blablablá y que por eso a los naturales de Cabra no los llaman blablablá, etc., y que por eso yo vengo a ayudarte con esa sublime tarea.
Pero no quiero tomarte por tonto ni tonta ni tonte, así que tú pones la razón que puedas tener para estudiar latín y griego.
¡Un saludo!
Paco
P. S. O si tienes que aprobar un examen, que entonces sí que vienen mis cursos cual héroes sin capa.