El caso del héroe Belerofonte en la cultura actual es un poco raro.
Es al menos mi impresión que, al contrario de lo que suele pasar, se conoce más al bicho al que se enfrenta que al propio hombre.
Belerofonte domó a Pegaso y con su ayuda mató a la Quimera, monstruo que (cito a Wikipedia) «tenía el cuerpo de una cabra, la cola de una serpiente o un dragón y la cabeza de un león», por lo que en español se habla de quimera para (cito al DLE) «aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo».
Las aventuras de Belerofonte no carecen de interés, pero no es este el momento para hablar de ellas.
A lo que voy es que, después de todas esas aventuras y triunfos, a Belerofonte le pasó lo que a muchos otros: empezó a creerse el rey del mambo, a ensoberbecerse, hasta que le dio por pensar que él, el héroe Belerofonte, domador de Pegaso, conquistador de la Quimera, era merecedor de algo mejor que vivir en la Tierra.
Se montó a lomos de su fiel Pegaso y puso rumbo al Olimpo para banquetearse con los dioses sin invitación. (No le salió bien).
Cuando anuncié en mi canal de YouTube que iba a empezar otro canal, más meta, en el que hablaría de mi trabajo de profesor de latín y griego, de divulgador lingüístico, de autónomo en internet, sobre mi experiencia de profesor de español para extranjeros, entre otros temas afines, alguien dijo lo siguiente:
Qué tiene Youtube que al final cualquier canal se convierte en un ejercicio de yoísmo. Dentro de poco habrá vídeos sobre la actualidad «desde el punto de vista de un humanista». ΜΗΔΕΝ ΑΓΑΝ Paco!
Desde luego sé de dónde viene ese rechazo porque, ciertamente, no falta razón a la generalización (que, como generalización que es, es cierta a veces y otras veces no lo es).
¿Me habrá pasado como a Belerofonte?
¿Me estaré convirtiendo en un youtuber de esos que tanta grima dan a tantos?
¿Me estaré creyendo más importante e interesante de lo que soy?
¿Debería quedarme a mis zapatos, zapatero?
Ya veremos cómo va quedando la cosa.
¿Le echas un vistazo a mi canal más personal?
¡Un saludo!
Paco
P. S. Ciertamente, mientras tenga algo que contar, lo contaré, y, con que algo de lo que diga ayude o inspire a alguien, ya me daré con un canto en los dientes.