Quizá conozcas, o quizá no, una serie llamada New Amsterdam.
Es una serie de médicos como ha habido y habrá otras tantas.
Por supuesto hay líos amorosos entre los personajes, pero diría que no es en absoluto una baza primaria, al contrario que en otras series del ramo.
El protagonista principal (y no es redundancia) es Max Goodwin, un doctor idealista que en el primer capítulo llega como nuevo director del hospital New Amsterdam.
Lo primero que hace es despedir a un montón de médicos corruptos que aprovechan su posición para enriquecerse de forma moralmente reprobable.
Prácticamente en cada capítulo el doctor Goodwin lucha contra el orden establecido para facilitar la sanidad, y una sanidad de calidad, a cualquiera que la necesite.
A lo que voy.
Si estás leyendo este correo, es muy probable que hayas leído varias de mis pataletas contra muchos de los vicios de la universidad, que, como todo, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.
Yo no puedo sustituir a una facultad de filología, pero muchos de mis contenidos sí que son más adecuados que los materiales de algunos profesores.
Por ejemplo, mi curso de latín ha servido a decenas de personas a aprobar sus asignaturas universitarias porque en clase no se enteraban ni de méntula.
Eso está muy bien con tus cosillas de filolocos, pero por ejemplo si te tienen que operar a corazón abierto vas a querer a un buen cirujano que haya pasado todos los filtros universitarios.
Ojo, ¡yo el primero!
En un capítulo de la segunda temporada, Max se da cuenta de que mucha de la población afroamericana está en mayor peligro, y que con sencillísimos controles puede salvarse más de una vida.
Por tanto, organiza una serie de paraambulatorios en las peluquerías afroamericanas, donde los propios peluqueros controlan a los clientes la tensión y las cuatro cosillas que cualquier persona con dedos puede controlar.
Naturalmente, pronto le llega la reprimenda de la gran jefa: que uno no puede simplemente descentralizar la medicina, etc. (Incluso si la supuesta descentralización es tomar la tensión en 30 segundos con un aparato de 20 euros).
La universidad es necesaria (aunque mucha de su mandanga connatural no lo sea).
Afortunadamente, para mis cosillas de filolocos es bastante fácil descentralizar parte de la institución universitaria.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Ya sé, ya sé: es una serie de televisión…