Por no ponerme a hablar de legiones romanas, voy a retomar el vídeo con la canción de Mulán.
Si recuerdas, en cuestión de tres minutos un puñado de chinos y una china pasan de no saber hacer marcialmente la O con un canuto a ser máquinas de matar hunos.
O no.
Al final de la canción vemos que han pasado de cero a cien y pensamos que ya está todo resuelto y China, a salvo.
El problema es de escala: el adiestramiento va de cero a cien, pero en la guerra, en el mundo real, la escala llega hasta mil.
Si todo lo que les podían enseñar en el adiestramiento militar es solo el 10 %, ¿cómo se adquiere lo demás?
Un factor determinante en la guerra era tener, más que cantidad, calidad, o sea, veteranos: soldados duros y bien curtidos que ya han luchado en decenas de batallas y se las saben todas.
No voy a ser hipócrita: cuando en la universidad el primer día de algunas asignaturas algunos profesores se pasaban un rato hablando de la bibliografía recomendada, yo desconectaba por completo bajo el razonamiento de que todo lo que necesitara me lo proveería el mismo profesor en clase.
Igual que yo, me imagino que la mayoría.
Y ciertamente era así: uno podía sacar un 10 yendo a clase, haciendo los deberes y estudiando los apuntes.
Sin embargo, ahí estamos en la escala de cero a cien.
Para bien o para mal, hoy en día quedarnos en esa escala no supone la diferencia entre la vida y la muerte.
Pero sí que es verdad que esa escala es la de la mediocridad, incluso si uno sacaba dieces en los exámenes.
Para salir de la mediocridad, una vez que uno ha salido de la universidad (e idealmente durante la universidad, aunque entiendo que eso ya es bastante utópico), debe proponerse ampliar la escala.
La universidad es en cierta forma una incubadora en la que pasamos de ser bebés precoces a bebés bien formados y preparados para salir al mundo real, donde entonces tendremos que seguir desarrollándonos hasta ser humanos de razonable provecho.
¿Y cómo hace uno eso?
Aprendiendo de quien sabe más, naturalmente.
Esto se puede hacer de múltiples maneras, y una de las más baratas es mediante la bibliografía.
Hay gente que se queja de que un libro o un manual cueste 20 o 50 euros. A mí eso me parece baratísimo, si tenemos en cuenta que el manual promedio es más o menos todo lo que uno puede querer o necesitar saber sobre tal materia.
Yo ya he dicho en más de una ocasión que lo de citar por citar lo dejo para los suplicios del TFG y TFM, y también, que en la vida real uso siempre los mismos manuales, que me caben en una sola balda de Ikea.
Si a alguien le interesan mis manuales de cabecera sobre gramática histórica, los comento aquí.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Más barata y potencialmente gratis porque existen las bibliotecas, aunque probablemente no la más efectiva ni eficiente, porque digerir la información en crudo no es apto para todos los públicos.
P. P. S. ¡Para que alguien te digiera eso están los cursos de pago e incluso contenidos gratuitos de los que tengo a patadas por ahí!