Justo el otro día me escribió una polaca.
Creo que nunca he conocido a ninguna Juana, pero sí he conocido a muchas Joannas polacas. Allí es un nombre muy frecuente.
Igual que a un Francisco se lo puede llamar Paco, es lo más frecuente que a una Joanna se la llame Asia.
Joanna, o Asia, me escribía contándome que lleva más de 10 años viviendo en España y que se está preparando un examen lingüístico de suma importancia.
En su correo no soy capaz de detectar ningún deje extranjero: como si lo hubiera escrito cualquier nativo.
Aun así, hay una cuestión que la tiene en vilo…
¡Los artículos!
Me pregunta si creo que mi curso de artículos es bueno para alguien con un nivel «muy avanzado» de español.
Mi respuesta es que no solo es adecuado para alguien con un nivel muy avanzado, sino que, de hecho, es imprescindible tener un nivel muy avanzado de español para poder seguir el curso.
Seguía su correo diciéndome —quejándose— que ha analizado muchos libros, pero que todos dicen siempre lo mismo y que eso no es suficiente.
Estoy de acuerdísimo.
Como decía en el correo de ayer, la elección de unos artículos u otros es una cuestión sumamente abstracta en la que intervienen innúmeros factores.
Lo que suele explicarse en los libros, cuando es que se explica algo sobre los artículos, es, básicamente, lo de primera vez o ya conocido: si es la primera vez que mencionamos algo, usamos el artículo indefinido; las siguientes veces, ya usamos el definido.
Érase una vez un niño que vivía en una casa. El niño limpiaba la casa todos los días.
Pues parece que sí. Sin embargo…
Érase una vez un niño que vivía en una casa en el bosque. El niño limpiaba la puerta de la casa todos los días a la luz del sol.
Ups. Muchos artículos definidos pese a ser primera mención. Algo no cuadra…
Afortunadamente, tengo un curso de artículos donde trato de resolver todos esos misterios.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Otra cosa que trato en el curso es el uso del artículo neutro «lo», que trae por la calle de la amargura incluso a italianos y portugueses.