Esta historia puede parecer invent y/o ad hoc, pero es real como la vida misma.
No hace mucho recibí la edición semanal de un boletín de negocios en internet al que estoy apuntado, y en él había una idea explicada de forma razonablemente detallada y por tanto fácilmente replicable: solo hacía falta ir siguiendo los pasos.
No voy a entrar en detalles, pero la cosa consistía en integrar varios servicios y redes sociales, lo que idealmente llevaría en el medio plazo a, con «poco» esfuerzo, una cantidad por determinar de exposición → tráfico → clientes → dinero.
Yo ya pago religiosamente varios servicios necesarios para mis negocios, pero de entre todos los engranajes e integraciones que se detallaban en las instrucciones había un servicio que yo no tenía y que serían 20 dólares al mes.
Igual estás pensando que este es el momento en que te digo algo como así que pagué esos 20 dolarcitos de nada, porque uno tiene que invertir, y ahora soy superinfluencer de las redes, y por cierto tengo un curso de latín.
Bueno.
No fue así como pasó.
Esa herramienta me permitía automatizar un paso en el entresijo de automatizaciones, pero también podía ahorrarme esos 20 dólares haciendo manualmente ese paso.
Por supuesto, el problema llegó cuando saltarse esa automatización implicó poner mil tiritas en todos los demás pasos.
Y entonces esa fantástica idea que recibí en el boletín dejó de tener sentido, porque algo que debía estar totalmente automatizado pasó a requerir un montón de tiempo y, por tanto, dejó de tener sentido por completo.
Todo eso por ser un cutre y racanear 20 dólares al mes.
Hoy en día puedes encontrar prácticamente cualquier cosa en internet, incluso gratis.
Entonces hay gente que se pone a rebuscar en dudosos foros de internet materiales escaneados del manual con el que Erasmo o Nebrija aprendieron latín.
Y, por mucho que intentan compensar la cutrez, al final tienen que tomar la decisión de o abandonar o tomárselo en serio.
La gramática latina ha cambiado poco desde hace un siglo, cinco o diez, así que cualquiera de los mil manuales que pueda haber por ahí podrá dar el pego.
Pero lo fundamental es practicar y, como digo en las decenas de prácticas que tengo en mi curso, incluso si crees que lo has hecho todo bien, es muy importante que siempre compruebes las correcciones, ya que en ellas es donde ponemos en práctica y comprobamos lo aprendido.
Saltarse ese paso es lo que diferencia al que abandonará latín tras leerse las primeras páginas del escaneo de la fotocopia de la fotocopia de la fotocopia del que realmente aprenderá.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Estoy tan convencido de que la práctica es lo fundamental que prácticamente toda la teoría de mi curso está en abierto, y por lo que se paga es por las prácticas (y algunas cosas más).