Puede que alguien esté asustándose porque llevo tiempo sin hablar (frecuentemente) de latín.
¿Acaso ya no me gusta el latín? ¿Es que ya no vendo mi curso de latín desde cero?
Nada de eso.
Yo soy persona de ciudad, pero si algo me enseñaron en clase de Geografía e Historia es que la tierra hay que dejarla descansar: hay que barbecharla. (Sí, el verbo está en el diccionario).
En el momento de escribir esto llevo unas semanas de descanso en cuanto a los materiales de mis cursos de latín y griego: además de por hache o por be, para darme un respiro.
Desde luego que para el estudio del latín y el griego hay que aplicar a rajatabla la famosa regla de nulla dies sine linea. Esto se aplica al estudiante, pero también al profesor, que debe ser perennemente estudiante.
Por eso, aunque llevo unas semanas sin trabajar en nuevos materiales, de ninguna forma me he quedado sine linea.
Sí, llevo unas semanas sin César, Cicerón ni Virgilio, pero al menos estoy echando mis ratillos cotidianos con Ørberg, las Fabulae faciles y demás textos más simplitos.
Especialmente las Fabulae faciles las recomiendo siempre que puedo por lo accesibles y amenas que son: Perseo, Hércules, Jasón y Ulises. Por eso también las trabajamos en los materiales complementarios del curso de latín desde cero.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Además de amenas y accesibles, son tan asequibles como que son gratis. Me refiero a los textos latinos, claro.