Me duele a mí más que a ti, pero lo hago por tu bien…
Creo que a mí nunca me lo tuvieron que decir mis padres (nunca he sido un niño travieso), por lo que me baso en la cultura popular para citar esa frase.
Quizá te la dijeran a ti durante tu infancia. Quizá se la digas tú a tus hijos.
Hay gente que cree que escribir bien no es fácil, y opino que es verdad.
Y, sin embargo, escribir bien no es tan difícil. Al menos, en lo referente a escribir con corrección (no voy a entrar en si es fácil o difícil escribir contenido de calidad).
La forma sí es fácil dominarla.
Además, es gratis.
La mayoría de los problemas para escribir correctamente están relacionados con las faltas de ortografía y un sota, caballo y rey de cuestiones gramaticales: concordancias, laísmos, dequeísmos… Un puñado pequeño de cosas son las que suponen la mayoría de las incorrecciones.
Hay gente que piensa que soy una mala persona porque no respondo preguntas lingüísticas, cuando me llevaría un momento responderlas.
Yo no me considero mala persona, pero sí es verdad que no respondo preguntas lingüísticas aunque me llevara un momento responderlas.
No es porque sea demasiado bueno y sublime y filólogo para eso.
Tampoco es porque corra solo cuando hay una zanahoria (entiéndase, dinero) delante.
Realmente, es por su bien.
La mayoría de preguntas lingüísticas que me han hecho en mi vida han sido siempre más o menos las mismas. Todas esas preguntas ya están respondidas en internet y se pueden buscar fácilmente con Google o cualquier otro buscador.
Tampoco quiero dejarte con un «búscalo en Google».
Hay veces que nuestra duda es algo más compleja.
Ojo, yo también tengo dudas.
Muchas dudas.
Igual alguno ahora se esté tirando de los pelos:
¿Un filólogo con dudas lingüísticas? ¿Qué clase de fraude es este? ¿Es que ya no enseñan cosas en la universidad?
En Twitter veo a mucha gente preguntando a divas y divos del mundo filológico y lingüístico sus dudas lingüísticas.
Creo que nunca he visto que el divo o la diva en cuestión haya respondido con un…
¡No lo sé!
Yo hay muchas cosas que no sé, aunque sea filólogo.
Lo que sí sé es qué hacer para solucionar ese problema: el problema de no saber algo.
Casi siempre la duda la resuelvo en menos de un minuto gracias a Google.
Alguna vez, cuando la duda ha sido algo más especial, les he escrito en Twitter a la Fundéu o a la RAE. Tienen expertos cuyo trabajo es responder preguntas lingüísticas. Gratis y razonablemente rápido.
Conozco (al menos de los mundos de internet) a un señor canario que es corrector. Un corrector sabe muchísimo de español correcto.
Hace unos años, Ramón Alemán (que así se llama este corrector canario) publicó un libro sobre el tema. Ya solo con el título del libro vas a aprender más que lo que sabe la mayoría de la gente.
Ahí va:
La duda, el sentido común y otras herramientas para escribir bien
Recalco lo de la duda y el sentido común. El sentido común y la duda.
Tener dudas es bueno.
¡Si es que ya lo decía Sócrates!
Yo tengo un curso de español correcto y errores frecuentes. En la primera clase hablo precisamente sobre esto: los recursos gratuitos disponibles en línea que yo personalmente suelo usar con más frecuencia para resolver mis propias dudas.
No me limito a enumerarlos: te digo cuáles son, cuáles son sus diferencias, cuándo usar uno u otro y, sobre todo, cómo usarlos para sacarles el mayor rendimiento.
Los recursos que comento son gratuitos. También es gratuito el vídeo donde expongo todo mi saber al respecto.
Dura unos 40 minutos y lo tienes aquí, gratis, en abierto, sin registro ni cucamonas.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Espero que pesques muchos peces con la caña que te acabo de brindar, y que esta te dure toda la vida.