Es altamente probable que desde que te apuntaste al boletín hasta el momento de abrir este correo haya ocurrido, al menos, una de las siguientes cosas:
- Alguien se ha quejado de que mando muchos correos.
- Alguien se ha quejado de que no pierdo ocasión de colar enlaces para vender.
Y la más probable de todas:
- Alguien me ha insultado porque soy un borde y un payaso y que si me creo gracioso; que escribo párrafos de una oración y las frases son muy cortas; que los filólogos no deberían escribir así; que un párrafo para cada idea; que ya van varios correos en que me he inventado palabras (que no vienen en el diccionario); que zzzzzzz…
Espero que no hayas sido tú.
(Si sí has sido tú, este correo no es nada personal. Ya sabes que ningún correo lo es. Este mismo correo lo estarán recibiendo nosecuántos miles de personas).
En fin.
Yo nunca he sido un niño respondón, pero para esas tres cosas sí que tengo una respuesta.
Mira, si a mí me dijeran que hay un helado que no engorda y que podría comerlo todos los días sin preocuparme de mi salud, no iría al supermercado a quejarme: iría a llenar el congelador.
El que se apunta a una lista de correo es porque quiere recibir correos. El que se canse, que se desuscriba (con un único clic).
Que se desuscriba: no que me escriba quejándose de que le mando muchos correos.
Ojo: el que se desuscribe lo hace porque es su derecho, no porque lo diga yo.
Bien. Seguimos.
Ya te dije que soy autónomo. A todo el mundo nos gusta el dinero, pero es posible que a los autónomos, incluso más.
Los autónomos consiguen dinero vendiendo. Unos venden un servicio; otros, un producto; pero al final todos venden algo.
Como me gusta el dinero (y comer), quiero vender cosas para tener dinero.
Como vendo cosas de lenguas, es bastante probable que le interesen a la gente a la que le gustan las lenguas. Y, si estás en este boletín, se supone que a ti te gustan las lenguas.
Ya sabes que nunca tienes obligación de comprar nada.
En cambio, tienes la ocasión de disfrutar y aprender con los muchísimos contenidos gratuitos que enlazo con mucha frecuencia.
Bueno. Ya para terminar…
La gente dice muchas cosas. La gente tiene muchas ideas preconcebidas. Algunas veces, una misma cosa puede ser tanto verdadera como falsa.
Si yo estuviera escribiendo para una revista académica, procuraría seguir las reglas académicas. Escribiría párrafos interminables desarrollando una idea. Hablaría en plural de cortesía. Haría cosas que ya se hacían en tiempos decimonónicos.
(Solo de pensarlo, me vienen a la mente mis trabajos de fin de máster y me da un síncope).
Tienes que entender que, afortunadamente, los escritos de internet no funcionan así.
Tienen sus propias reglas.
No son reglas arbitrarias, sino que de hecho responden a las necesidades del medio.
Un buen filólogo no es el que escribe siempre de forma ampulosa y con tecnicismos lingüísticos.
Un buen filólogo es el que escribe adaptándose a cada situación.
La verdad es que con este tipo de críticas se me viene a la mente el poema XVI de Catulo. Es un poema bastante bestia: tanto, que se dice que durante siglos ningún traductor se atrevió a traducirlo ni ningún editor a publicarlo.
Sin embargo, Catulo es más conocido por sus poemas moñas, ya sean los de amor apasionado, ya sean los de desamor y despecho.
Entre los muchos materiales complementarios de mi curso de latín, se encuentran las traducciones con comentarios de textos latinos de diversos autores.
Si te apetece, puedes echar un vistazo al vídeo gratuito del poema V de Catulo, posiblemente uno de los más famosos.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Poco a poco voy publicando más poemas. Por ahí tengo también el XVI…