Un día, poco después de empezar a trabajar en una academia de idiomas en Cracovia como profesor de español, conocí a Karolina. Yo estaba en la sala de profesores preparándome para una nueva clase.
—¡Hola! Tú eres Paco, ¿verdad?
Alcé la vista y vi a una polaca rubia de ojos azules. Era justo lo que esperaba al oír su voz.
Más tarde Karolina fue la profesora de español de mi mujer (también polaca).
Antes incluso de terminar mi máster de profesor de español como lengua extranjera, me compré un billete de solo ida a Cracovia para ese mismo verano. Yo en Cracovia no conocía a nadie.
Usé el traductor de Google para ver cómo se decía en polaco «academia de español en Cracovia», «aprender español en Cracovia», etc., y entonces busqué eso en Google Maps.
Me puse a enviar correos a los resultados que encontré.
La misma semana que aterricé en Cracovia tenía tres entrevistas. Al contrario de lo que ocurre en España, me di el lujo de ser yo el que eligiera la academia.
Bien.
Yo era una perita en dulce: nativo, filólogo, con dos másteres de enseñanza.
Cada semestre, los alumnos rellenan una encuesta de satisfacción. Unos días después, la jefa de estudios se reúne individualmente con cada profesor para sacar conclusiones y proponer mejoras.
Mi media fue algo así como 3,5 sobre 5.
No está mal, pero tampoco para tirar cohetes.
De refilón tuve la ocasión de ver la nota de Karolina: algo así como 4,7 sobre 5.
Karolina ha estudiado Filología Hispánica en una universidad polaca. Habla español de forma muy fluida, pero no es difícil ver por su acento que no es nativa.
Karolina sabe menos español que yo, sabe menos gramática que yo, sabe menos vocabulario que yo.
Pero Karolina es mejor profesora de español que yo.
¿Cómo es que Karolina es mejor profesora de español que yo?
¿Porque es más guapa que yo? (Lo es, pero seguro que no es por esto).
¿Porque ha estudiado Filología Hispánica y yo no? (No creo: se estudia más literatura que lingüística).
¿Porque ella entiende las dificultades de los polacos mejor que yo? (Sin duda esto influye, pero tampoco es tan importante).
La principal causa por la que Karolina es mejor profesora que yo es porque ella ha acumulado muchísima más experiencia enseñando español que yo.
Sabe lo que funciona y lo que no funciona, y qué hacer cuando lo que se supone que funciona no funciona.
Mi primera clase en Cracovia fue con un grupo de C1 (muy avanzado). Como era la primera clase y nadie tenía libros, no se me ocurrió otra cosa que llevar actividades sobre la acentuación.
¿Sabéis por qué «pies» no tiene tilde, pero «ciempiés» sí? ¡Por cierto, ¿habéis visto que se escribe con ‹m›, no con ‹n›?!
Te puedes imaginar el interés que tenían en eso.
Yo ya no doy clases personalmente (cara a cara o desde casa). No porque Karolina sea mejor que yo, sino porque a mí lo que siempre me ha gustado realmente es meterme en el fango: no simular que vamos a una tienda para practicar los pronombres de objeto directo, sino explicar la gramática detrás de los diferentes complementos de objeto, qué los diferencia y cómo reconocer uno y otro de verdad, sin truquis que fallan más que una escopeta de feria.
Claro, los polacos me ponían cara de estar en clase de ingeniería aeronáutica.
Yo no soy ingeniero aeronáutico, pero sí tengo un curso de sintaxis.
Si te gustaría saber más sintaxis que Karolina (aunque probablemente no vayas a ser mejor docente que ella), puedes empezar ahora (y gratis) con la primera clase.
¡Un saludo!
Paco
P. S. Si te conformas (por el momento) con simplemente saber más sintaxis que la mayoría de hispanohablantes, también tengo un compendio de toda la sintaxis necesaria en poco más de una hora (incluyendo teoría y práctica).