Son varias las personas que me han hecho saber su extrañeza y otros sentimientos e impresiones respecto al hecho de que, además de sobre filología y lingüística, hable sobre pseudolingüística: que es una pérdida de mi y su tiempo, y que yo lo que tengo que hacer es hablar de lo mío y no rebajarme a dar bombo y platillo a los pseudolingüistas y sus seguidores.
Durante mucho tiempo yo mismo fui de esta opinión, hasta que finalmente cambié de parecer:
¿Tropezáis con uno que miente?, gritarle a la cara: ¡mentira!, y ¡adelante! ¿Tropezáis con uno que roba?, gritarle: ¡ladrón!, y ¡adelante! ¿Tropezáis con uno que dice tonterías, a quien oye toda una muchedumbre con la boca abierta?, gritarles: ¡estúpidos!, y ¡adelante! ¡Adelante siempre!
¿Es que con eso —me dice uno a quien tú conoces y que ansía ser cruzado—, es que con eso se borra la mentira, ni el ladronicio, ni la tontería del mundo? ¿Quién ha dicho que no? La más miserable de todas las miserias, la más repugnante y apestosa argucia de la cobardía es esa de decir que nada se adelanta con denunciar a un ladrón porque otros seguirán robando, que nada se adelanta con decirle en su cara majadero al majadero, porque no por eso la majadería disminuiría en el mundo.
Sí, hay que repetirlo una y mil veces: con que una vez, una sola vez, acabases del todo y para siempre con un solo embustero habríase acabado el embuste de una vez para siempre.
Unamuno, Vida de don Quijote y Sancho
Sumamente idealista como es la cita, quiero creer que algo de verdad tiene que haber ahí.
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¿Aumenta la exposición a la pseudolingüística?
El argumento más frecuente y que llevaría al potencialmente mayor peligro es el que afirma que, al hablar de pseudolingüística, lo que se consigue es un efecto contrario al deseado, aumentando su alcance: si se habla de pseudolingüística, aunque sea con buenas intenciones para desmentirla, habrá más gente que la conozca.
Sin embargo, estoy convencido de lo contrario. Por poner un ejemplo, hablar de educación sexual con los adolescentes reduce los embarazos no deseados. Hay muchos otros temas delicados donde hablar de ello hace más bien que mal.
Es posible que la afirmación inicial sea cierta en sí misma: hablar de pseudolingüística hace que el tema llegue a más gente; pero lo importante es que es con efectos positivos.
Mayor exposición de la información lingüística
De hecho, tengo testimonios en esa línea: gente a la que el algoritmo de YouTube (etc.) expone a mis contenidos de pseudolingüística y que a partir de ahí se quedan para seguir aprendiendo filología y lingüística de verdad.
Incluso hay gente que de primeras no se interesan por estas cuestiones y es con la pseudolingüística como empiezan a introducirse en ellas. Un mal comienzo, sí, pero bien está lo que bien acaba.
Lo malo sería que toda esta gente empezara a verse expuesta a la pseudolingüística de pseudolingüistas, que fueran tirando del hilo y, al no haber refutación ninguna de las sandeces de los pseudolingüistas reales por lingüistas reales, acabaran engrosando las filas del ejército zombi-papagayo.
Enderezar a los indecisos
Empecé con delcastellano.com en 2008 cuando estaba en segundo de carrera. Han pasado ya muchos años y en todo este tiempo han sido bastante las personas que me han preguntado por Yves Cortez, Carme Huertas, etc.
Si uno entra en los comentarios de mis vídeos sobre pseudolingüística verá mucho acólito y pensará que la humanidad está condenada. Sin embargo, creo que los seguidores y acérrimos defensores de los pseudolingüistas son los menos.
Quiero creer que, en la mayoría de los casos, la gente que empieza a investigar sobre todas estas cosas es por disonancia cognitiva: de repente se encuentran con información que contradice por completo lo que sabían y lo que siempre se ha dicho.
Ante la nueva información, contradictoria con la anterior, necesitan respuestas. Por tanto, volvemos al punto anterior: si alguien busca información sobre sandeces pseudolingüistas y en internet solo hay contenidos publicados por pseudolingüistas, donde unos se retroalimentan a los otros (aun cuando frecuentemente las teorías pseudolingüísticas son mutuamente excluyentes), la persona indecisa acabará cayendo y creyendo en la pseudolingüística.
Pérdida de tiempo por sesgo de confirmación
Por otra parte, están los fervientes seguidores de la pseudolingüística y las pseudociencias en general. Efectivamente, esta gente difícilmente va a caerse del burro por muchas pruebas y refutaciones que se les muestren, normalmente por ignorancia deliberada, alguna por argumento de incredulidad o ignorancia, y siempre por sesgo de confirmación.
Por alguna razón, esta gente ha asimilado la información pseudolingüística y la ha hecho parte de su ser, de sus creencias, de su autoimagen, de su autoconcepto. Para ellos, un ataque a las ideas pseudolingüísticas es lo mismo que un ataque personal contra ellos.
En consecuencia, la mayoría de esta gente no solo no se van a dejar convencer, sino que se van a reafirmar cada vez más con cada prueba que se les ofrezca en contra. En este caso, con esta gente, posiblemente sí podríamos hablar de pérdida de tiempo.
Pero con que solo uno de ellos sea salvado de las garras de la pseudolingüística, incluso sin tener en cuenta todo lo dicho anteriormente, ya valdría la pena. (Y de estos casos también tengo testimonios en primera persona).
Incluso de la droga se sale con esfuerzo y ayuda…
Con la pseudolingüística también se aprende lingüística
Por paradójico que pueda parecer, al hablar de pseudolingüística, concretamente refutándola, también se aprende lingüística. Y realmente es muy lógico.
Desmontar la pseudolingüística requiere de al menos dos pasos:
- decir qué está mal y por qué
- proporcionar la información correcta
Lo último es, básicamente, explicar lingüística: se dan los datos lingüísticos. Así de simple.
Con lo primero no solo se calienta para lo segundo, sino que, de paso, se difunde algo de pensamiento crítico, lógica, argumentación… Dado que buena parte del argumentario pseudolingüístico se basa en falacias, todo esto es fundamental: entender dónde están las falacias, de qué tipo son y por qué lo son.